viernes, 29 de noviembre de 2013

Nivel 4, 40 años.



Llegué. Ya estoy en el nivel 4. Nací el 29 de noviembre de 1973, y hoy es 29 de noviembre de 2013 o sea que tengo 40 primaveras. ¡Olé!

Y ¿qué decir? Todo bien, gracias. Alguna turbulencia fuerte sobre los 18, alguna más sobre los 36 y los 39, pero contenta. No me puedo quejar. Sólo me cabreo con la vida por los que se quedaron en el camino, ¡bien podían estar aquí joder! Pero nada más.

No soy la misma. Soy mucho mejor. Y no me refiero a esos tópicos relacionados con la madurez, no, son las personas las que me hacen ser mejor. Mi Currante, mis cachorros, Paquita, mis chiquitines, los del 13, Mari Puri, el de las motos, Mari Tetis y algunos de los que me vieron nacer. Gracias a ellos y a muchos más que también están a mi lado, esta broma pesada que llamamos vivir, tiene sentido.

Hace poco leí en algún sitio que lo peor que se pierde con la edad es la curiosidad, yo cotilla soy un rato así que en ese aspecto vamos bien. Hombre, que el body se resiente es una verdad como una catedral, las gorduras, las patas de gallo, las canas, quedarse calvo no debe molar nada, esas cositas… La edad te mira siempre de frente y no se larga nunca por muchas cremas que te pongas y mucho zumba que hagas. Mejor asumirlo e irse de fiesta siempre que se pueda.

Prefiero llegar a la vejez agotadita perdida y con una sonrisa, que divina de la muerte y con el ceño fruncido. ¡Qué les den pomada a los años! Yo me sigo sintiendo como cuando tenía 25. Y hoy me emborracho, y desde ya, brindo por todos vosotros, porque me encanta que estéis conmigo y porque me siento afortunada de que así sea. ¡Salud!

Felicidades.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

En busca de un cole que mole


En cuanto nos mudamos, lo siguiente en la lista de estohayquehacerloya era la búsqueda de un cole. Aquí no hay cole de verdad hasta los 5, y Currito por aquel entonces sólo tenía 4. Así que, había que buscar guarde o cole con pre-kinder. Cerquita de casa había un par de ellos, uno que despistaba, no sabría decir… y otro con una pinta horrible.
El que despistaba, me sigue despistando… Aún no he pillado de que van, aunque poco me importa ya, la verdad.
El de la mala pinta no engañaba, caca de la vaca. Viejo, con ese puntito del año de la pera que ya he mencionado y con unas profes como cardos borriqueros. De esas que parece que las estás molestando, que te preguntan absurdos como:
- ¿Qué quiere usted?, dice con cara de asco y mascando chicle.
- Quería información sobre el colegio por favor.
- Pero ¿para qué?
Será para quién, ¿no?
- Para mis niños
- Y ¿qué quiere saber?, me mira de arriba abajo.
- ¿Que qué quiero saber? Me interesa mucho saber lo que desayuna su prima la de Cuba.
¡Venga hombre! ¡Un poquito de interés, por Dior!
Así fue.

Con este percal el Currante me dijo:
- Pues esto es lo que hay, tenemos que elegir uno de estos o hacernos varios kilómetros al día y llevarlos fuera de Miami Beach.
- Ni de coña. Seguro que hay algo más por aquí, le dije.


Y así fue, quedaba uno por ver. Lo que creíamos que era el jardín de una casa con niños, resultó ser el jardín de un cole.
Un cole con una peculiaridad que parece ser que hay que agradecer al Señor Obama. Todos los profes son mujeres inmigrantes que superan los 65 años. Al principio te mosquea, te surgen dudas, pero cuando ves que hay 5 profes por clase repartidas en dos turnos, que son un amor con los niños, que la mayoría de ellas han sido maestras, pues las dudas vuelan como pajarillos. Y sobre todo cuando vimos a Currito lo emocionado que iba toda las mañanas. 
Fue un acierto.

Así que de momento Currito tenía cole y Currita estaba a 4 meses de cumplir los 2 años y que la admitieran.

Ya casi podía oler la libertad matutina.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Queridos Reyes Magos: perdón...


Ya he empezado, lo reconozco. Os utilizo. 
Cada vez que me encuentro apurada tiro de los poderes que tenéis sobre mis cachorros. Varias veces al día. Pero que quieres, ¿cómo dejar pasar un arma así? Ni con Paquita en casa consigo tanto.

Ejemplo:
- Currito, Currita a la bañera, les digo.
- Espera mami que termine el dibujo, dice Currito sin levantar la cara del papel.
- Voy, dice Currita. Pero ni se inmuta.
Insisto.
-Vaaaamos al agua.
Ni caso.
Currito sigue dibujando y su hermana mordisquea la tapa de algo. Pasados 5 minutos, vuelvo a insistir.
- Por favor, a la bañera.
- Un minuto, que estoy pintando un zoo y me falta terminar en hipotápeno, suplica Currito.
Subo un poco el tono.
- He dicho que al agua, ¿me habéis oído? Luego terminas el zoo y el hipotápeno.
- Que siiiiiiiiiiii, dice Currito.
Pero nada. Currita mira muy atenta todo, como siempre, pero tampoco se mueve.
Entonces tiro de las palabras mágicas.
- A ver niños, os recuerdo que dentro de nada vienen los Reyes Magos y hay que ser obediente y hacer caso a mamá, les digo dulcemente.
Como dos rayos van directos al baño, se quitan la ropa ellos solos, bueno Currita se enreda con la camiseta pero lo acaba logrando, y se meten en el agua. Currito reparte esponjas, pone gel sobre ellas, se enjabona y enseña a su hermana a hacerlo. Currito me pregunta que si se lavan el pelo y como le digo que no ayuda a su hermana a aclararse. Salen del agua, se secan y, ¡se ponen el pijama!
Increíble, como disfruto de escenas así…
- Mami ya estamos, me avisa Currito.
- Perfecto, ¿veis que bien?, no era para tanto, ahora podéis seguir jugando, les digo con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Es chantaje? 

viernes, 22 de noviembre de 2013

Paquita


Paquita es mi hermana pequeña. Mi hermana pequeña de 21 años. La queremos como si fuese nuestra hija mayor. Es muy buena, muy guapa, muy estudiosa, muy alta y muy responsable, pero tiene una mala leche que te quedas loco. Algún pero tenía que tener aparte de llamarse Paquita.

Con Paquita en Miami todo mola mas. Os cuento:
1. Por fin tengo una canguro de confianza y puedo salir y beberme hasta el agua de los floreros.
2. Hay una casi adulta en casa con la que poder hablar cuando el Currante se pierde por el mundo. A veces nos quedamos hasta las tantas hablando de más, o poniendo a parir a las tipazos de la piscina.
3. Nos trae aire fresco. Salimos más a comer fuera, a ver sitios nuevos…
4. Vamos mucho mucho, demasiado diría yo, a la playa y de compras.
5. Me hace mandar a la mierda ciertas prendas que aunque para mi son comodísimas, para ella merecen un: ni de coña te pones eso conmigo. Lo deja clarísimo.
6. Me hace sentir joven. Me recuerda que tengo piernas para ponerme minifalda, escote para enseñarlo y que un rallajo en el ojo te puede sentar de maravilla. Oye, y todo esto para una que esta a puntito de pasar al nivel 4 pues viene de perlas.
7. Con los cachorros, es mano de santo. Cuando Paquita dice algo, no hay nada que objetar, se hace y punto. Porque ella lo dice y sólo por eso ya están más que convencidos. ¿Cómo lo hará? ¿Los tendrá amenazados?
8. Es una seductora nata. Puede conquistar a un camarero sólo con pedirle una coca cola. Si la conoces y ella quiere, caes en sus garras. Fijo.

Estas líneas responden a sus insistentes quejas:
- Qué fuerte, escribes un blog y no hablas de mi...

Pon una Paquita en tu vida.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿A qué piso vas Currito?


Por fin nos cambiamos de casa. Tuvimos que ir a Ikea a comprar lo que nos faltaba, ya que la casa sólo tenía sofá, cama de matrimonio y tele. Todo lo demás lo trajo el gigante sueco.

Una mañana, los cachorros y yo, subíamos bolsas del coche a casa. Ya teníamos el ascensor lleno, Currito esperaba dentro y Currita sujetaba la puerta. Me gire un segundo, juro que fue segundo, y justo en ese momento Currita se apartó y la puerta se cerró con Currito dentro. ¡¡¡Mierda!!! Llamé al ascensor mil veces, pero no volvía. El edificio tiene 4 ascensores y 32 plantas. Estaba muerta de miedo, imaginaba al pobre Currito sin saber que hacer llorando como un loco y me ponía aún mas nerviosa. Currita mientras había conseguido meterse en una bolsa de las gigantes de Ikea y se asomaba con cara de no haber roto un plato.
A veces paraba un ascensor pero no era en el que se había subido. Finalmente decidí bajar al lobby, me acordé que había cámaras y pensé que desde allí podríamos ver donde andaba la criatura. Cuando llegué, les grité, bastante histérica, todo hay que decirlo, que por favor me ayudaran, mientras arrastraba la bolsa con Currita dentro. Me miraban como si me acabara de escapar del manicomio, con razón, lo reconozco. Por aquí no se ve todos los días una escena como esa.
Lo bueno es que ya sabían lo que pasaba. Habían bloqueado el ascensor para que no parara en ninguna planta más y bajara directamente al lobby, y también habían llamado a seguridad del edificio, que son unos maromos uniformados como militares que dan un poquito de cague.

Currito estaba descompuesto, lloraba como un loco. Se abrazó a mi, nos caímos de culo y me hice polvo pero, ¡¡joder que alegría!! Cuando pudo hablar lo primero que dijo fue directo a su hermana, que seguía haciéndose la sueca dentro de la bolsa.
- La próxima vez te lo voy a hacer yo a ti, ¡tonnnnnnnnta!, dijo entre sollozos.
- Currito, ella no ha hecho nada, ha sido un accidente y no la insultes, le pedí.
- Si que ha hacido, se ha quitado de la puerta para que se cerrara, decía aún lloriqueando.
 Tenía razón, qué narices.

Tarde media hora en convencer a los señores uniformados que Currita se había metido sola en la bolsa, que tenemos un carrito de paseo, y que lo de Currito fue un sin querer.