miércoles, 27 de noviembre de 2013

En busca de un cole que mole


En cuanto nos mudamos, lo siguiente en la lista de estohayquehacerloya era la búsqueda de un cole. Aquí no hay cole de verdad hasta los 5, y Currito por aquel entonces sólo tenía 4. Así que, había que buscar guarde o cole con pre-kinder. Cerquita de casa había un par de ellos, uno que despistaba, no sabría decir… y otro con una pinta horrible.
El que despistaba, me sigue despistando… Aún no he pillado de que van, aunque poco me importa ya, la verdad.
El de la mala pinta no engañaba, caca de la vaca. Viejo, con ese puntito del año de la pera que ya he mencionado y con unas profes como cardos borriqueros. De esas que parece que las estás molestando, que te preguntan absurdos como:
- ¿Qué quiere usted?, dice con cara de asco y mascando chicle.
- Quería información sobre el colegio por favor.
- Pero ¿para qué?
Será para quién, ¿no?
- Para mis niños
- Y ¿qué quiere saber?, me mira de arriba abajo.
- ¿Que qué quiero saber? Me interesa mucho saber lo que desayuna su prima la de Cuba.
¡Venga hombre! ¡Un poquito de interés, por Dior!
Así fue.

Con este percal el Currante me dijo:
- Pues esto es lo que hay, tenemos que elegir uno de estos o hacernos varios kilómetros al día y llevarlos fuera de Miami Beach.
- Ni de coña. Seguro que hay algo más por aquí, le dije.


Y así fue, quedaba uno por ver. Lo que creíamos que era el jardín de una casa con niños, resultó ser el jardín de un cole.
Un cole con una peculiaridad que parece ser que hay que agradecer al Señor Obama. Todos los profes son mujeres inmigrantes que superan los 65 años. Al principio te mosquea, te surgen dudas, pero cuando ves que hay 5 profes por clase repartidas en dos turnos, que son un amor con los niños, que la mayoría de ellas han sido maestras, pues las dudas vuelan como pajarillos. Y sobre todo cuando vimos a Currito lo emocionado que iba toda las mañanas. 
Fue un acierto.

Así que de momento Currito tenía cole y Currita estaba a 4 meses de cumplir los 2 años y que la admitieran.

Ya casi podía oler la libertad matutina.

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