miércoles, 20 de mayo de 2015

Así, sin más

Miami Beach, 8 de la tarde. Tres amigas llegan a un restaurante, morena, rubia y castaña. Se han puesto guapas, se han puesto más guapas. Se sientan en una mesa en la terraza, rodeadas de plantas y de gente guapa, no tanto como ellas, pero hacen un buen decorado. Las tres piden una cerveza y encienden un Camel Crush. A la cuarta calada o tal vez a la quinta aprietan el filtro para que el sabor del cigarro se convierta en mentolado. Charlan animadamente y se ponen al día mientras calman la sed con la cerveza y terminan sus cigarros.

El camarero trae las cartas y aunque ninguna la mira se animan con un vino blanco de California que les ofrecen. En seguida traen la botella junto a tres copas bien frías. Saben que mañana morirán de resaca pero en ese momento nada les importa. Solo importa estar juntas, solo importa escucharse y sentirse afortunadas.
Confesiones, complicidad, cuentan sus mayores pecados y saben que no van a ser juzgadas. Planean juergas, viajes, libros, restaurantes, tardes de compras o una copa en cualquier terraza de la playa. Ríen, lloran, se emocionan y se agarran a ese momento como si no se fuese a repetir más. Porque las tres sienten que el olor a mar se confunde con el de la despedida.

Encienden otro cigarro, parece que se sigan el ritmo fumando. Hablan, fuman y beben. Y de repente el mundo se para y solo quedan ellas. El decorado de plantas y gente guapa las contempla inmóvil. La playa, las palmeras, todo Miami Beach las contempla a través del humo del tabaco. Las envidia por haberse encontrado, por haberse conocido, por haber tenido tanta suerte. Y en medio de toda la frivolidad que desprende una ciudad como Miami Beach, rompen el molde declarándose amor incondicional. Así, sin más. 

Y aunque la vida las separe, siempre se volverán a encontrar. Tal vez en Miami, tal vez en Madrid o en cualquier parte del mundo, porque el decorado es lo de menos, porque cada una lleva dentro un trocito de la otra, y eso será así para siempre. 

Mierda de despedidas...







6 comentarios:

  1. Qué bonito!!!!
    Las despedidas son siempre tristes pero luego los reencuentros son maravillosos y mágicos.
    Besos

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  2. Me ha encantado lo de sentirse guapas y estar aún más guapas. El encuentro con amigas es siempre mágico, sin pensar en las "resacas". Si se trata de una despedida es triste, pero piensa en el reencuentro ... será magnífico. Te lo digo yo que vivo a más de mil kilómetros de mis mejores amigas y una vez al año cuando nos reencontramos es como si se parara el tiempo. Estelar!

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