jueves, 20 de enero de 2022

El principio

Empecemos por el principio. Lo más importante: me puse ciega de jamón (como os podéis imaginar), tanto que igual ahora prefiero el queso. Y ciega de cervececitas con patatas fritas de las de verdad. La emoción corría por mis venas.

Mis cachorros se adaptaron sin problemas a mi querido Madrid, a su cole nuevo y amigos nuevos. Rápido se dieron cuenta que a muchos les parecía una chulada que hubieran vivido en Miami, y eso les hizo sentir bien. Molaban más y además sabían inglés. Angelitos...

Paquita volvió a casa con sus 23 añazos, aunque pronto echaría a volar con su Paquito (del que os hablaré en otro momento).

Y el Currante, ay el Currante... El Currante parecía un alma en pena. A él sí que le costó volver. Menos mal que se hizo adicto al pádel y le dio por correr por las calles cual gacela. Poquito a poco se fue haciendo a su nueva vida, sin mar, sin viajes exóticos y sin chanclas.

Nos rodeaba la alegría por los cuatros costados y encima era verano. Una servidora se encontraba tan feliz que ni de coña se imaginaba el poquito tiempo que le quedaba de disfrutar de sus padres. A penas tres años. Menos mal que volvimos...💔


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