Ayer
hablé con mi madre por teléfono:
-
Hola mamá. ¿Cómo estás?
- ¿Cómo
está tu pelo? – me pregunta.
- ¿Mi
pelo? – pregunto extrañada.
- Si
hija, tu pelo.
¿Se
le ha ido la pinza?
- Hombre
pues está bien… Con alguna cana que se empeña en salir. Tiesa además - la
japuta… eso no se lo digo pero lo pienso - ¿Qué pasa con mi pelo mamá? ¿Por qué
me preguntas por él? ¿Estás bien?
-
¡Hija mía eres tonta de capirote! ¡Qué si va creciendo!
- ¡Ah
coño! digo ¡Ah claro! – entonces me acuerdo de que la última vez que me vio me
lo acababa de cortar muy muy cortito - Sí mamá, va creciendo. Medio raro. Ya
sabes como es esto de cortarte el pelo cortito y luego volverlo a dejar largo.
Tengo miedo al momento “sota de bastos” pero ya buscaré arreglo.
Y es
que nos pasamos la vida peleando con el pelo. Cuando sale, porque no
quieres que salga, y cuando deja de salir, porque no quieres que se vaya… Mi
abuela decía que cuando te haces mayor se cae el pelo de algunas partes pero te sale por otras. Tal cual.
Porque
que ilusión hace cuando los cachorros ya tienen su pelito en condiciones, no
una pelusa indefinida. Y luego creces y creces, y creces un poquito más, y
venga a salirte pelos por todas partes. Pelos por aquí... pelos por allá… Y sinceramente hay muchos
de ellos que preferirías no tener, pero te aguantas, y justo en ese momento empiezas
una gran batalla contra ellos que durará toda la vida o hasta que tu cuerpo diga:
- Ya.
No quiero veros más por aquí. Largo.
Lo
malo es que cuando esto ocurre, ya eres tan mayor que te importa tres pitos
tener un pelo en la punta de la nariz que saluda a tus invitados antes que tú o un par de ellos en las cejas como si fueran antenas.
Que paz tendríamos todos si nos dejáramos las
melenas libres. Qué manía de ir contra natura. Se acabaron las
depilaciones, los tintes, el láser, las cuchillas, ¡las pinzas!… ¿Antiestético? Sí, pero
seguro que nos acostumbramos. ¿Quién nos iba a decir hace 20 años que los tíos
se iban a unir a esta batalla de dar finiquito al pelo? ¿O qué seríamos capaces de cambiar el grosor de las cejas de 1 mm a 1 cm y de 1 cm a 1 mm?
Todo
son modas, también lo decía mi abuela. Todo es acostumbrarse.
Jajajaaaa cada vez que entro en tu blog hago abdominales involuntarias! (carcajadas vamos), qué estupendo plan de fitness..
ResponderEliminarNo pillo qué es eso del momento sota de bastos.
Ah y aquí en Sofía lo que se lleva son cejas tan tan finas que más bien son tres pelillos en fila, uno detrás de otro. Horrible, si las cejas es lo que le da la personalidad a la cara! Malditas modas
Qué bueno que te haga reír!!! Mil gracias!!!
EliminarTienes premio "Super Mama".
ResponderEliminarEspero que te haga ilusión y lo recojas.
Besos
Pues claro que me hace ilusión!! Ahora mismo voy!!
EliminarBesos
Jajaja yo también estoy en momento sota de bastos! Me lo corté cortito en navidad y ahora quiero tenerlo largo otra vez... ays! Lo peor es cuando me pongo la cinta a ras de frente, para que no me moleste por delante de la cara y poder tener visibilidad. La cinta es lo peor... cualquier día la quemo para no volver a caer en la tentación! :-)
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo:¡¡¡ Hay que quemar las cintas!!!
EliminarLo bueno es que el pelo crece, aunque también empiezo a estar harta de esa frase…
Beso!