viernes, 31 de octubre de 2014

Hasta el moño de Halloween

Hasta las pelotas. Que sí, que soy una mal hablada y una mal educada, lo que queráis, pero estoy hasta el moño de tanto esqueleto, tanto zombi y tanta araña repugnante. Después de las hombreras, jamás se inventó algo tan feo.
Llevamos más de un mes con los muertos por todas partes. Y lo curioso es que al final han logrado que a los cachorros les resbale ver un señor ensangrentado con un ojo colgando y un hacha clavado en la cabeza, se tronchan de risa.
Los colegios llevan decorados desde el 15 de septiembre, con esa cosa que imita una tela de araña que se engancha con todo, con arañas, murciélagos, zombis, esqueletos y por supuesto calabazas.

Halloween es una de las fiestas más importantes en Estados Unidos y tiene su origen en una festividad céltica conocida como Samaín, que significa fin del verano. En el Samaín se celebraba el final de la temporada de cosechas y era considerada como el «Año nuevo celta», que comenzaba con la estación oscura, o sea el invierno. Estos señores creían que con la llegada del Samaín los espíritus buenos y malos pasaban a saludar a los vivos. La forma de espantar a los malos era mediante trajes y máscaras que aparentaran seres malignos.

Pues me parece muy bien. Por suerte hoy se acaba este jaleo y mañana empezamos a pensar en el pavo de Acción de Gracias y en la Navidad. A Dios gracias.









martes, 28 de octubre de 2014

Por tu recuerdo

Por poder elegir. Por la cerveza con limón. Por las chicas en biquini y las palomitas con mantequilla. Por la luna llena. Por todo lo hortera. Por los deportivos y las motos rojas. Por los ataques de risa. Por las miradas que no necesitan palabras. Por los sombreros de ala ancha. Por los puertos y las playas. Por Fuenterrabía. Por el Space. Por bailar en la calle al ritmo de una banda callejera. Por el parque del Retiro. Por los cachorros. Por los viajes pendientes. Por las historias increíbles que quieres escuchar otra vez. Por los lunares y los ojos verdes. Por los chipirones en su tinta y el chacolí. Por mojar pan en la salsa. Por el Red Lion. Por los cigarros de la risa. Por María del Mar. Por El Principito y El Palacio de la Luna. Por los Atlas. Por querer seguir aunque te cambie la vida. Por las mariposas en el estómago. Por Toni Casueps. Por las litronas. Por los restaurantes italianos y las galerías de arte. Por lo barato. Por el “te lo cuento pero no se lo digas a nadie”. Por las golondrinas. Por sonreír siempre y por el buen rollo. Por hacer trampa. Por la ilusión. Por los amigos de verdad. 

Porque te quedes un ratito más aunque ya te hayas ido para siempre. Por tu recuerdo.



Cambiar el mundo
hablar de más
enredar un poco
controlar cada baldosa
del baño del Siroco


Salir cada noche a matar
hacer un par de rotos
amanecer charlando
con cara de locos


Hoy me he quedado pillado al verte
me pareces otro
pero eres el más grande
eres un terremoto

Por mi tripa (Pereza)











               




miércoles, 15 de octubre de 2014

Que toda la vida es sueño...


Sueño que me despierto, pero sigo dormida. Salgo corriendo como si un lobo me persiguiera. Cuando parece que me atrapa, me doy la vuelta y le digo:
- ¡Qué! ¡Lobo de mierda! ¡Ya te estás largando por donde has venido!
Y veo satisfecha como huye.

Pero otras veces me llevan en moto por la Castellana a toda velocidad, sin casco y con todos los semáforos en verde. Y cuando nos vamos a estampar contra la estación de Atocha, la moto empieza a volar. Me da un miedo que me muero… Mucho más que el lobo de mierda. Y aquí no me atrevo a gritar. Ni siquiera rechisto, sólo me abrazo fuerte al piloto y cierro los ojos. Pero la sensación es de que me voy a matar, de que voy a morir… Un horror.
Otras veces sueño en dibujos animados: soy una niña pequeña y estoy subida en la rama de un árbol con un  montón de pajaritos de colores súper cursis. Yo quiero saltar y largarme, pero ellos se empeñan en cantarme una y otra vez la misma canción. Y así hasta que pego un salto, me estampo contra el suelo y salgo corriendo mientras los pajaritos me persiguen revoloteando a mi alrededor, como moscas. Y todo esto en dibujos animados tipo Heidy. Auténtica pesadilla de terror.
Y otras sueño que salgo de casa y al llegar a la calle, West Avenue se ha convertido en la Castellana. Y me pongo a dar saltos de contenta, grito mucho y escucho esto:



Y cuando hay que volver a casa, de nuevo estoy en Miami, pero sé que cada vez que bajo a la calle aparece la Castellana… Es como si sólo me separara de Madrid las 24 plantas del ascensor. Así que me vuelvo vagabunda y me quedo a vivir en la calle. Estaba claro.



Yo sueño que estoy aquí,

destas prisiones cargado;

y soñé que en otro estado

más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.


Calderón de la Barca


martes, 7 de octubre de 2014

Y Currita me levantó el vestido

Es curioso pero muchos días no tiene nada que ver el tiempo que hace en un lado del edificio con el que hace en el otro. Hoy ha sido uno de esos días. Por el lado que vemos desde casa había algunas nubes y por el lado que sales a la calle estaba lloviendo con ganas. Encantos de Miami.
Currita iba en su carrito y no me preocupaba porque puedo poner la burbuja, pero Currito y yo nos íbamos a calar. Así que, justo cuando dábamos la vuelta para subir de nuevo y coger el coche, uno de los aparcacoches me ha dicho:
- ¿Quieres que te deje un paraguas?
- Si por favor, mil gracias. Así me evitas subir y coger el coche. Íbamos a perder mucho tiempo y seguro que llegamos tarde al cole… - le contesté aliviada.



Inocente de mi, ni se me pasó por la cabeza que los paraguas de los aparcacoches son tamaño sombrilla… Ya daba igual. Con una mano empujaba a Currita y con la otra sujetaba el mega-paraguas, mientras trataba de evitar que Currito se metiera en todos los charcos que encontraba a su paso.
De momento parecía una buena solución, hasta que ha empezado el diluvio universal. Currita se quejaba porque el agua se colaba en su refugio y Currito y yo también nos empezábamos a mojar. Y esto sin contar que mis brazos ya notaban el sobresfuerzo de llevar el carro con una mano y la sombrilla con la otra. Un cuadro.
Finalmente hemos dejado a Currito en su cole, sólo con las zapatillas algo mojadas y un lado de la camiseta… Me he hecho la sueca y he continuado mi camino, algo más liberada, hasta la guardería de Currita
Las calles ya estaban completamente inundadas, el agua me llegaba por los tobillos, sin exagerar, y una ligera peste empezaba a invadir el ambiente (prefiero no pensar mucho en su procedencia, aunque estaba bastante claro que venía del alcantarillado...).
Pasados 5 minutos nadando por esta ciudad, Currita llega completamente seca a clase y yo completamente calada.
Y ahora viene lo mejor: mi querida hija toca mi vestido, comprueba que está mojado y dice mientras me lo levanta hasta el ombligo:
- ¿Y las braguitas también mami?
-¡¡¡Nooooooooooo!!!
Que rica la niña…


viernes, 3 de octubre de 2014

Abrazarse

Currita lleva varios días despidiéndose de sus amigos del parque con un abrazo. Los busca uno a uno y los abraza. Cuando termina dice:
- Vamos mami, ya está – y me da la mano para irnos.

No sé de donde se lo ha sacado, pero me encanta que lo haga, y más en este país dónde a veces parece que si te tocan te van a contagiar algo.
Mucho cuidadito con tocar y ni se te ocurra dar un beso cuando te presentan a alguien y mucho menos dos. Se estira bien el brazo para dar la mano, y encima la mano floja...
Incluso he comprobado que en una conversación si das un paso hacia adelante y te acercas más, ellos lo dan hacia atrás y se alejan. Es como si trataran de marcar constantemente un límite o como si olieras mal.


Hace poco publicó El País un artículo interesante con relación a este tema:

"Cuando abrazamos y nos abrazan todos los órganos de nuestro sistema se activan: el corazón, el cerebro, los sensores de nuestra piel y nuestro sistema endocrino. Este gesto nos beneficia con una energía extra y una sensación de paz y equilibrio".

Aquí os lo dejo entero: Mínimo, cuatro abrazos al día

El tema es que, por suerte Miami es una ciudad multicultural y de la misma manera que te encuentras a muchos que ponen una barrera en su saludo, también los hay que siempre que te ven te plantan un abrazo. Y cuando digo siempre, me refiero a siempre. Da igual que os veaís a diario o que sea tu vecino y te cruces con él varios días a la semana. Te plantan un abrazo con apretón incluido, y a mi me encanta.
La diferencia es clara: los americanos no suelen tocarse y los latinos se tocan todo lo que pueden y más.
¿Qué preferís?

¡Abrazos por doquier!