Una casa en la playa: la playa

Tanto querer playa, tanto querer playa y al final no pisábamos la playa. Tenía una explicación.

Para mi, era mucho mas cómodo sentarme en una hamaca o en la escalera de la piscina y controlar a los cachorros, que lo que os relato a continuación:

Lo primero, la logística: cubos, palas, moldes. Manguitos para Currita, gafas y aletas para Currito. Agua, toallas, cremas, pañales, toallitas. Para mi una coca cola, que nunca me bebo por falta de tiempo (lo de bajarme un libro ya lo superé). Lo segundo: busca un sitio cerca de la orilla, a ser posible con algún niño cerca y lejos de personas mayores ya que, Currita puede hacer lanzamientos de arena en cualquier momento. 

Por suerte la sombrilla y la hamaca eran de la casa, y ya estaban en su sitio.

Cuando por fin estás instalada, comienza la juerga. Currito haciendo exhibición de saltos de olas:

- ¡Mami mira, mami mira, mami mira, mami mira!
Un día llegué a contar 340 "mami mira" en 2 horas. 

Cada vez que miro Currita gana terreno y se va acercando a una pareja que comen unas patatas fritas de lo mas apetecibles. Currito acapara mi atención mostrándome su disfraz de guerreo, con cubo en la cabeza, gafas de bucear y un palo como espada y ella aprovecha mi distracción para ligarse a la parejita con miradas irresistibles y frases tipo: quero una favo, o, yo no teno atatas, ¿me das?. Irresistible, lo sé.

Cuando me doy cuenta, Currita ya está sentada en el suelo comiendo atatas con arena. Yo sonrío a la pareja a modo de agradecimiento (falsa, falsa, porque lo que en realidad pienso es lo que me va a costar darle el puré por su santa culpa) y ocurre lo que tantas veces: ella se levanta y se acerca a darme tema de conversación. Entonces yo, que estoy muy bien educada, trato de escuchar sus rollos mientras me aseguro de que Currito no se ahoga o no da a nadie con el palo y que Currita sólo come arena con atatas, nada de algas ni por supuesto colillas. 

En ese momento me duele el cuello de mirar a tres sitios a la vez, que aunque se puede hacer, es innecesario. Y me pregunto: ¿que narices hago aquí? Yo me voy a la piscinita y que le den por saco al mar y a sus encantos.