martes, 22 de marzo de 2022

Currita y Dios.

De nuevo vuelvo a los recuerdos, para compartirlos con vosotros pero sobre todo para no olvidarlos. Bueno y porque me encanta recordar ¡qué narices!

Hace un par de años cuando Currita empezó a prepararse para la comunión, tuvo una crisis de adulto en toda regla. De adulto con 9 años.

Fue así:

Encuentro a Currita llorando en su cama desconsoladamente, y después de insistir un buen rato para que me cuente el motivo de sus lágrimas me suelta.

- Mami es que te vas a enfadar... De verdad...

- No te preocupes Currita cuéntame lo que te pasa porque seguro que puedo ayudarte.

- Es que... Es que... Mami, es que yo no creo en Dios...

Y llora y llora, y me abraza como si me hubiese contado la peor de sus confesiones.

Yo la abrazo también y trato de consolarla, sin saber que aún faltaba la guinda del pastel:

- No te preocupes Currita, no pasa nada. Relájate y hablamos tranquilamente. A veces resulta difícil entender algunas cosas, pero no pasa nada. 

Entones dice entre sollozos (la guinda del pastel):

- Ya mami pero, ¿tú crees que si Dios se entera se enfadará conmigo?

Angelito mío...

¿Es o no una crisis de adulto? Y bien profunda.








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